A las voces femeninas
En mi mundo entristecido
el silencio y la nada,
reinan entre mis castillos,
de muros añorantes,
de solos tiempos.
Y se quiebran…
Sacudidos por ondas,
que parten el suelo
y vuelo;
Con un sonido de piedra.
Y me asgo,
a esa voz de perfume.
Que nace…
de infinitos pozos
con hilos carnosos,
y delgados sueños.
Que súbita viaja…
entre mis llanos inhóspitos,
semilla y fruto a la vez.